Foucault habla sobre el poder y las fuentes de la violencia política. En apariencia el ejército y la policía son los dos grandes brazos de represión. Foucault argumenta que incluso las instituciones y la psiquiatría pueden ser sujetos a la crítica.
domingo, 14 de noviembre de 2010
¿Cómo se reproduce la ideología?: Louis Althusser y los AIE
Hay muchas respuestas a el por qué la ideología se reproduce. Una de éstas es dada por Louis Althusser, que se basó en su lectura de El Capital, de La Ideología Alemana y de los textos de Antonio Gamsci para construir el concepto de Aparatos Ideológicos de Estado. Esta teoría presenta una visión muy negativa, y quizás un poco conspiratoria, sobre el papel de la escuela como aparato ideológico. No obstante, la sistematización de las prácticas estatales de conformación ideológica es algo que muy probablemente se observará en el sistema educativo mexicano, desde la celebración del bicentenario hasta los discursos políticos del gobierno federal.
La ideología, para Althusser, tiene dos concepciones fundamentales:
1. La ideología como una representación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia. Pese a que la ideología evoca a concepciones del mundo que no corresponden con la realidad, se puede encontrar una relación con la realidad misma a través de la interpretación.
2. La ideología tiene una existencia material; esta existencia se ve reflejada en los comportamientos escritos en las prácticas rituales. Alt
husser presenta la idea de que la representación ideológica de la ideología esta obligada a reconocer que todo sujeto dotado de una conciencia debe actuar según sus ideas, debe por lo tanto traducir en los actos de su practica material sus propias ideas de sujeto libre.
Emilio de Ípola, ante la lectura de Althusser, afirma que el objetivo final de la ideología se muestra cuando los sujetos cumplen con los deberes, en virtud de su inserción en la trama de las relaciones sociales, se comportan conforme a lo requerido y sin la necesidad de una fuerza coercitiva que los obligue.
Alhtusser entiende el concepto de "reproducción" en dos sentidos: la de los medios de producción y la de las fuerzas de trabajo. La primera es estrictamente material y la segunda en forma de salario. No obstante, la fuerza de trabajo resultante tiene que ser competente, es decir, útil en el sistema de producción. La reproducción de la calificación diversificada de la fuerza de trabajo es garantizada por instituciones separadas de la producción: en el sistema educativo y en otras instituciones.
Los Aparatos Ideológicos del Estado son concebidos como cierto número de realidades que se presentan al observador en forma de instituciones diferenciadas y especializadas; por ejemplo, el aparato ideológico de Estado religioso, el aparato ideológico de Estado de la información o el aparato ideológico de Estado escolar. Althusser enfatiza el papel de la educación como aparato ideológico de Estado; ya que, es dentro del marco de ésta que el sujeto aprende habilidades, como leer o escribir, o elementos de cultura científica o literatura. Estos elementos y habilidades se presentan en función de su utilidad para los distintos puestos de producción:existe una instrucción para los obreros, otra para los técnicos, otra para los cuadros superiores.
El Aparato Ideológico tiene sentido como instrumento de clase cuando la clase dominante precisa de éstos con el fin de detentar el poder de Estado. Althusser presenta a la escuela como el espacio donde se enseñan las habilidades bajo formas que aseguran el sometimiento a la ideología dominante. Todos los agentes de la producción, la explotación y la represión deben estar compenetrados en tal o cual carácter de esta ideología para cumplir concienzudamente con su tarea, sea como parte de los explotados, o como parte de explotadores.
Ideología y aparatos ideológicos de Estado puede ser consultado aquí.
Promesas y decepciones
Nunca oiremos a nadie decir que está decepcionado con el capitalismo. ¿Por qué? Porque el capitalismo no promete nada. Sin embargo, como el socialismo es una ideología repleta de promesas también lo está llena de decepciones.
“Hay que volver al compromiso: el escritor tiene que decir quién es y qué piensa”, Faro de Vigo, Vigo, 19 de noviembre de 1994
[Obtenido del Cuaderno de Saramago]
domingo, 7 de noviembre de 2010
Hugo Chávez en Hard Talk
No sólo hay un socialismo. Existen numerosos pensadores y políticos que se adhieren a la etiqueta de "socialistas". Un ejemplo claro es la nueva izquierda surgida en América Latina. El discurso ha de ser evaluado en muchas formas.
La versión completa del artículo se encuentra aquí.
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¿Qué es la justicia social? Primera parte
El ser humano vive, necesariamente, en sociedad. Es imposible pensar en el ser humano aislado. No obstante, la sociedad en sí, no implica la solución de los conflictos entre los individuos. Al establecer la sociedad, los seres humanos crean ciertas instituciones, reglas, convenciones que dan vida a la sociedad política: el Estado. La función principal del Estado es la de impartir justicia. Es decir, ser el parámetro externo en la solución de conflictos entre los particulares: la distribución de ganancias y de poder. Que todos los individuos que conforman la sociedad conozcan y estén de acuerdo en la forma en la que el Estado distribuye las ganancias sociales y el poder político es a lo que Jonh Rawls llama justicia social.
Por sociedad, el autor entiende a la asociación autosuficiente de personas que reconocen ciertas reglas de conducta como obligatorias en sus relaciones y que en su mayoría actúan de acuerdo a ellas. Estas reglas especifican un sistema de cooperación pa
Sin embargo, ¿cómo se puede lograr un consenso social respecto con el sistema jurídico? Lo que para algunos puede parecer justo, para otros puede ser lo contrario. Un sistema jurídico justo es, seguramente, distinto y hasta contradictorio entre las personas más acomodadas y las más pobres. Entonces, ¿es posible encontrar las circunstancias necesarias para formar el consenso? Según Rawls, en el proceso de construcción, modificación y reforma del sistema jurídico, los representantes de la sociedad que participan en el proceso legislativo deben abstraerse de los intereses particulares y corporativos. Es decir, el legislador debe imaginarse en una condición inicial imparcial, donde nadie sabe de las ventajas o desventajas que obtendría de determinado sistema jurídico. En esta situación, el producto de la deliberación resultará en un sistema justo, porque nadie tiene un interés a priori que defender. Por tanto, el sistema establecerá un marco de condiciones igualitarias para todos sus integrantes.
Por sociedad, el autor entiende a la asociación autosuficiente de personas que reconocen ciertas reglas de conducta como obligatorias en sus relaciones y que en su mayoría actúan de acuerdo a ellas. Estas reglas especifican un sistema de cooperación pa
ra promover el bien común, aunque existan intereses encontrados. El problema fundamental que enfrenta la sociedad es elegir la manara y el proceso de repartir las ganancias producidas por la acción colectiva y cooperativa entre sus integrantes. Para que una sociedad sea eficiente, estable y justa es condición necesaria que sus instituciones lo sean. Para ello, las reglas que establecen las instituciones para repartir el poder y la riqueza deben poseer consenso social. Las instituciones sociales son la Constitución Política, las Leyes, los reglamentes, en general, todo el sistema jurídico. Si en la creación del Estado o en su proceso de construcción, gran parte de la sociedad participa en su conformación, lo acepta y lo conoce, es de esperarse que la sociedad sea una sociedad justa.
Sin embargo, ¿cómo se puede lograr un consenso social respecto con el sistema jurídico? Lo que para algunos puede parecer justo, para otros puede ser lo contrario. Un sistema jurídico justo es, seguramente, distinto y hasta contradictorio entre las personas más acomodadas y las más pobres. Entonces, ¿es posible encontrar las circunstancias necesarias para formar el consenso? Según Rawls, en el proceso de construcción, modificación y reforma del sistema jurídico, los representantes de la sociedad que participan en el proceso legislativo deben abstraerse de los intereses particulares y corporativos. Es decir, el legislador debe imaginarse en una condición inicial imparcial, donde nadie sabe de las ventajas o desventajas que obtendría de determinado sistema jurídico. En esta situación, el producto de la deliberación resultará en un sistema justo, porque nadie tiene un interés a priori que defender. Por tanto, el sistema establecerá un marco de condiciones igualitarias para todos sus integrantes.
Izquierda y derecha
¿Cuál es la diferencia entre izquierda y derecha?: Bobbio
Los términos izquierda y derecha no han existido siempre. La primera vez que se les dio uso fue después de la Revolución francesa (1789) en la Asamblea. Los jacobinos, que mantenían una posición más radical para llevar a cabo los principios revolucionarios y exaltar la virtud ciudadana por medio del terror, se sentaban a la izquierda de la montaña (la mesa directiva), y los girondinos, quienes sostenían que para crear al ciudadano moderno no era necesaria tanta violencia, se sentaban
a la derecha. En las deliberaciones de la Asamblea, cuando la montaña le daba la palabra a cada una de las facciones se refería a ellas como: izquierda y derecha.
Después de la revolución los términos izquierda y derecha se han transformado y en diferentes épocas y lugares han denotado posiciones distintas. Un ejemplo claro es el keynesianismo. Después de un largo período de liberalismo económico durante el siglo XIX y principios del XX, se produjo una excesiva concentración del capital que permitió un gran crecimiento de la producción, sin embargo, esa producción no logró encontrar un mercado donde realizarse. En otras palabras, la
concentración de capital permitió el crecimiento de la oferta, pero la misma concentración del capital en los productores generó la contracción de la demanda. Unos cuantos tenían todos los medios para producir y la masa de la población ninguno para comprar. El resultado fue la Crisis de 1929. Para salir de aquella crisis, Keynes propuso la expansión del gasto público. Es decir, la intervención directa del Estado en la economía. Esto fue catalogado, por los socialistas y comunistas de la época, como una política de derecha, ya que las propuestas de Keynes le dieron vida al capitalismo cuando se proclamaba su debacle. A Keynes se le llamó el enfermero del capitalismo por sus partidarios y economista burgués por sus detractores. Ochenta años después, en la actualidad, una buena parte de las izquierdas recuerda a Keynes con nostalgia y defienden sus ideas como políticas públicas viables.
Entonces, ¿existen realmente características esenciales para diferenciar a la izquierda y a la derecha? Según Norberto Bobbio, en su libro “Izquierda y Derecha”, existen dos características que permanecen en el tiempo. Primero, la derecha defiende la tradición, la costumbre, el status quo, y la izquierda el cambio y la emancipación. Por ello, se asocia el conservadurismo con la derecha, ya que prefieren mantener el estado de cosas a su modificación. En contraposición, la izquierda se ha distinguido por el pujante cambio social: la emancipación de las mujeres, de los obreros, de las minorías raciales, etcétera. Todas las demás características, que se ha apropiado cada facción a lo largo de la historia, sólo son instrumentos para preservar su fin último. Es decir, el estatismo, el militarismo, el laicismo, el individualismo, el liberalismo, el nacionalismo o el progreso técnico, son elementos que han adoptado indistintamente para defender la tradición o la emancipación.
La segunda característica es la concepción de igualdad que tiene cada ideología. Para la derecha la desigualdad es natural y, por tanto, imposible de eliminar. La igualdad es una locura, diría Bentham, tan solo hay que observar a las personas. Hay distintas razas, unos son hombres y otras mujeres, unos son ricos y otros pobres, para la derecha es inconcebible tratar igual a los que son diferentes. Para la izquierda en cambio, las desigualdades son sociales y, por tanto, eliminables. Algunas izquierdas han planteado el igualitarismo total, pero otras han planteado sólo reducción al mínimo. El medio para lograr esto son los derechos sociales. Es decir, la tarea del Estado, que está formado por todos los ciudadanos, es la de redistribuir las ganancias sociales, de manera justa, entre todos sus agentes. Algunas formas que se han encontrado para reducir las desigualdades son el derecho a la educación, a la salud y al trabajo. Para la derecha, cada individuo aislado es responsable de proporcionarse cada uno de ellos. Para la izquierda, la sociedad es un gran agente cooperativo que forma un Estado responsable de resguardar ciertos derechos básicos para su propia preservación y desarrollo. De esta manera, las sociedades se vuelven más igualitarias.
bobbio, norberto - derecha e izquierda
jueves, 4 de noviembre de 2010
¿La soberanía reside en los ciudadanos?
El artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos afirma que "la soberanía dimana del pueblo y se instituye en beneficio de éste".
El principio consagrado en la Constitución es un heredero directo del tercer artículo de la Declaración del Hombre y del Ciudadano de 1789. Dicho artículo asevera que "el principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación. Ningún cuerpo, ningún individuo, pueden ejercer una autoridad que no emane expresamente de ella".
Parecería ser del todo lógico asumir que, al final, el poder de los partidos políticos y de los políticos emana directamente del pueblo, pero ¿y el ciudadano? Si la soberanía diamana del "pueblo", ¿el individuo debe de sacrificarse en aras de defender un bien mayor?
Una de las más famosas respuestas dadas a esta cuestión es parte de la obra de Benjamin Constant. En el primer capítulo de sus Principios de política aplicables a todos los gobiernos representativos, el autor define y limita el término de soberanía popular.
Constant debe ser entendido como una reacción a las consecuencias más negativas de la Revolución Francesa. El objetivo de Constant fue el de rescatar lo mejor de la Revolción Francesa, rechazando la violencia y el desprecio por la voluntad individual.
A grandes rasgos, sus argumentos son los siguientes:
- Soberanía popular: la supremacía de la voluntad general sobre cualquier voluntad particular.
- La ley debe ser la expresión de la voluntad de todos o la de unos cuantos. Si la fuerza se reconoce como legítima, lo será sin importar quien la posea. Si el pòder de unos pocos se supoe sansionado por el asentimiento de todos, ese poder se convierte en la voluntad general.
- Existen dos poderes. El legítimo: la voluntad general, el ilegitimo: la fuerza.
- Es a la cantidad de poder y no a sus depositarios a quien hay que acusar de querer un grado de poder demasiado alto.
- En una sociedad fundada sobre la soberanía popular, es cierto que ningún individuo y ninguna clase tiene el derecho de someter al resto. No obstante, es falso que el conjunto de la sociedad posea sobre sus miembros soberanía ilimitada.
- La totalidad de los ciudadanos es el soberano, en el sentido de que ningún individuo, ninguna fracción, ninguna asociación parcial puede arrogarse la soberanía, si no le ha sido delegada. No se sigue de ahí que la totalidad de los ciudadanos puedan disponer soberanamente de la existencia de los individuos.
- La soberanía sólo existe allí donde empieza la independencia y la existencia individual. Si la sociedad franquea esa línea, es tan culpable como el déspota cuyo único título es la espada experimentadora. El soberano sólo tiene el derecho de castigar cuando castiga a los culpables. Hace la guerra sólo cuando toda la sociedad es atacada. Tiene derecho a ser leyes, siempre que estén acordes con la justicia. El pueblo puede ceder esa autoridad a pocas o a una persona, pero el poder de éstos es tan limitado como el del pueblo que se lo ha conferido.
- Los ciudadanos poseen derechos individuales independientes de cualquier autoridad social o política, y toda autoridad que viole esos derechos se convierte en ilegítima.
- Los derechos de los ciudadanos son la libertad individual, la libertad religiosa, la libertad de opinión, el disfrute de su propiedad y la garantía contra cualquier acto arbitrario.
- Para limitar la delegación de la autoridad proveniente de la soberanía, se buscarán crear sistemas institucionales que la limiten.
[El texto completo puede ser consultado a continuación]
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